CAPRA: Una necesidad del Asia en desarrollo
Una experiencia vivida de cerca:
Siempre he tenido un profundo interés en aprender todo lo concerniente a CAPRA. Este sistema me llamó especialmente la atención por tratarse de una herramienta de código abierto con la capacidad de manejar análisis probabilistas. En octubre de 2011 me vi obligado a trasladarme a otra parte de Tailandia debido a que las devastadoras inundaciones nos ahuyentaron a todos de nuestro entrañable Instituto Asiático de Tecnología, una universidad internacional. Fue la primera vez que me enfrenté bien de cerca a una catástrofe natural y tuve la oportunidad de compartir los sentimientos de millones de personas afectadas de todas partes del mundo, pues de otra forma me habría limitado a observarlo como un espectador más de los noticieros. El equipo de CAPRA llegó a Bangkok trayendo una iniciativa de Francis Ghesquiere, del Banco Mundial y del Dr. Manzul Hazarika de GIC, AIT y yo fui una de las pocas personas del primer grupo que asistió a la capacitación de cinco días en Bangkok, entre el 28 de noviembre y el 2 de diciembre de 2011. Lo primero que pensé luego de terminada la capacitación fue: “¡Qué buena experiencia! Alguien debe haber dedicado un gran esfuerzo en la producción de una herramienta como ésta”.
Fue apenas en abril de 2012 cuando tuve otra oportunidad de acercarme un poco más a quienes habían trabajado con ahínco y sin tregua en el desarrollo de la plataforma CAPRA. El 14 abril inicié en Bangkok el viaje que me llevaría a Barcelona y más precisamente a la UPC, donde algunos de los desarrolladores de CAPRA procedentes de Bogotá que llevan a cabo investigaciones nos dieron la bienvenida y nos proporcionaron conocimientos avanzados de CAPRA
La capacitación:
En medio de un ambiente acogedor después de nuestra presentación inicial, la capacitación se inició el 16 de abril de 2012. Primero se ofreció una visión general de las amenazas y desastres naturales y de cómo CAPRA puede constituir una herramienta que permite visualizar en forma conjunta los riesgos relacionados con una suma de diferentes amenazas. La mayor ventaja brindada por CAPRA fue la posibilidad de manejar cientos de eventos deterministas correspondientes a cada una de las amenazas y analizar su riesgo combinado. Se observó claramente que Miguel, nuestro primer instructor, era un profesional muy esmerado y un investigador adiestrado en este campo, aparte de ser especializado en la aplicación de CAPRA. Enseguida me enteré de que también se encuentra adelantando un doctorado y que desarrolla un trabajo exhaustivo en la investigación de las vulnerabilidades relacionadas con los desastres. Su estilo didáctico se transmite en forma natural y sin esfuerzo. Hacia el final, nos entregó el contenido que le pedimos que nos enseñara en un cronograma detallado para el resto de la semana. Después de Miguel continuó César, quien empezó por explicar la estructura de los diferentes formatos de archivos y la forma en que se podían generar utilizando el software de CAPRA. Las explicaciones fueron muy claras y los archivos de ayuda interactivos relacionados con cada uno de los temas nos ayudaron a adentrarnos en los detalles de cada una de nuestras consultas. El segundo día prosiguió con la estructura de los datos y fue César el encargado principal de la enseñanza. Mi experiencia práctica respecto al conjunto de datos de ciudades ofrecido por CAPRA empezó el tercer día, en cuya mañana predominaron los temas de amenazas de lluvias e inundaciones no relacionadas con huracanes. Fue de gran ayuda compartir con los instructores el entendimiento de los pasos correspondientes y formular preguntas en cualquier momento durante el resto de la capacitación.
En el contexto de la gran inundación de Tailandia:
La gran inundación de Tailandia del año pasado se produjo sorpresivamente. Según el Banco Mundial, en una declaración publicada en el Bangkok Post, las devastadoras inundaciones han causado alrededor 45 mil millones de dólares en daños calculados, lo cual puede reducir drásticamente el crecimiento económico a un 2.4 por ciento este año. Las razones de esta pérdida catastrófica son la inexistencia de un mapa preciso de amenazas y riesgos de inundaciones y la falta de preparación para enfrentarlos. Sin duda alguna la población se ha sometido a enormes sufrimientos y el proceso de rehabilitación y reconstrucción va a tomarse un tiempo prolongado y doloroso. Las inundaciones corresponden a amenazas conocidas que se presentan todos los años en esta parte del continente asiático. Lo que hizo falta el año pasado fue la preparación para hacer frente a un evento catastrófico de tales proporciones. Ante la acelerada urbanización y el alza generalizada de las temperaturas, estos eventos pueden ocurrir con una frecuencia cada vez mayor. Para complicar el problema, el aumento de la población puede hacer que estos eventos se salgan de control dada la complejidad que conlleva atender a los más necesitados y poderles llegar en forma oportuna. En este momento urge establecer una planificación concienzuda de las inundaciones a diferentes niveles en el país, un enfoque regional del problema y un alto grado de generación de conciencia en los segmentos más vulnerables de la población.
En mi concepto, CAPRA representa la posibilidad de contribuir de manera definitiva en todos estos campos de formación de capacidad. MRN de América Latina ya ha tomado la iniciativa de familiarización con CAPRA con la ayuda del Banco Mundial, donde el GIC se está convirtiendo en un socio de enorme importancia en Asia. La apertura y la asistencia técnica han convertido a esta plataforma en una herramienta muy atractiva para los usuarios potenciales de todo el continente. Otra de las obligaciones de quienes nos desempeñamos en el campo de la formación de capacidad es mantener la conciencia del riesgo en las comunidades vulnerables. Esta es la única forma en que la percepción del riesgo se puede ajustar apropiadamente para hacer frente a los peligros de un evento catastrófico como el de la inundación del año pasado en Tailandia. CAPRA no sólo constituye una herramienta única para enfrentar un desastre de estas dimensiones, sino que ofrece un conjunto de respuestas que pueden resultar convenientes para el ciclo de gestión de desastres, si los países de Asia las adoptan adecuadamente.