CAPRA en los procesos de Ordenamiento Territorial en Chile
A partir del terremoto ocurrido en Chile en 2010, la planificación territorial y, en general, el ordenamiento territorial a nivel nacional, han sido re-valorizados como herramientas mediante las cuales es posible de algún modo reducir el riesgo de desastres. No obstante, los mecanismos con que los peligros naturales han sido incorporados tradicionalmente en la planificación territorial (principalmente planificación urbana) se encuentran limitados a la identificación de áreas susceptibles de sufrir daño por la presencia de amenazas condicionando la ocupación de las “áreas de riesgo” a la realización de obras de mitigación que deben ser ejecutadas por los promotores de los proyectos, los que generalmente las consideran como un “obstáculo al desarrollo”.
Los instrumentos de ordenamiento territorial en Chile han sido tradicionalmente de alcance sectorial, pero ha habido intentos de generar políticas de ordenamiento territorial más integradas. El más reciente corresponde al desarrollo de planes regionales de ordenamiento territorial (PROT), que están siendo elaborados desde las regiones por profesionales del Gobierno Regional y otros organismos públicos sectoriales de representación regional. Estas iniciativas son a la vez una oportunidad de integración de políticas con una visión multisectorial a partir del conocimiento de la realidad local y un desafío para los equipos técnicos regionales.<--break->Por iniciativa de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo, el análisis de los riesgos naturales constituye un eje transversal al desarrollo del PROT, por lo cual desde el punto de vista de la gestión de riesgos, es una oportunidad única de establecer políticas orientadas al desarrollo sustentable de la región, por cuanto muchos de los actores involucrados en su elaboración son también los llamados a aprobar los proyectos de inversión, tanto pública como privada, al interior del territorio regional.
En este sentido, el TAP en desarrollo en Atacama ha implicado un desafío para los profesionales y técnicos de las distintas instituciones involucradas en el desarrollo del PROT, los que se han comprometido profundamente iniciando primero, un proceso de acercamiento a la temática de riesgos naturales (increíblemente poco entendida y conocida en todo ámbito, a pesar de la recurrencia de los "desastres naturales” en el país) y, segundo, un proceso de comprensión de los modos posibles de incorporar la información que se genere a partir de la implementación de CAPRA en cuanto al riesgo sísmico y de tsunami en la región, a las decisiones del PROT, las que se refieren a las orientaciones productivas, la intensidad de ocupación del suelo urbano, las condicionantes que debieran cumplir los proyectos de inversión para disminuir el riesgo de desastres, etc.
Hasta ahora y a meses de su finalización y de la concreción de los productos comprometidos, el proceso de ejecución del TAP en Atacama sumado a la visión del equipo del Gobierno Regional que lidera el proceso del PROT, han fomentado el interés de los distintos organismos del sector público en aspectos relativos a la reducción de riesgos de desastres en la región. El TAP ha facilitado además la creación de alianzas estratégicas de largo aliento entre el sector público y la Universidad de Atacama (universidad de alcance regional), disminuyendo así la brecha existente entre la academia y la sociedad. De este modo, la carencia de información previa, así como de capacidades previamente instaladas, se han ido superando poco a poco.
Esperamos que tanto las alianzas como el interés que este TAP ha suscitado en la región, permanezcan en el tiempo y que la implementación de CAPRA así como la información generada sean utilizadas en la gestión del riesgo a nivel regional, tanto en su incorporación al PROT como en otro tipo de aplicaciones.